Nacido en el siglo XVI en Llerena (Badajoz), Luis
Zapata de Chaves desempeñó diversos cargos cortesanos. Se le conoce un extenso
poema dedicado a Felipe II en el que narra los acontecimientos más importantes
del reinado de su padre: Carlo famoso
(1566); tradujo el Arte Poética
(1592) de Horacio; escribió un libro sobre cetrería y una más que interesante Miscelánea. Silva de casos curiosos que
fue publicada por primera vez en 1859. En este último texto podemos leer
importantes referencias al mundo de la ciencia de la época, en las que el autor
se alegra del tiempo que le toca vivir, pondera a los grandes hombres del arte
y de la literatura y no se olvida de los personajes eminentes de la ciencia y
técnica que le son coetáneos.
Soldado del espíritu, el investigador defiende a su patria con el microscopio, la balanza, la retorta o el telescopio
(Santiago Ramón y Cajal)
30 abril, 2012
18 abril, 2012
García de Galdeano, impulsor de la matemática
Zoel García de
Galdeano y Yanguas (1846-1924), nació en Pamplona en 1846. Su padre, capitán
del Ejército, fue fusilado por los insurrectos de la Isla de Santo Domingo. La
familia decidió entonces emigrar a Zaragoza y, desde entonces, toda la vida de
este matemático estuvo relacionada con la capital aragonesa.
En Zaragoza
siguió primero la carrera de Perito Agrimensor tasador de tierras y, después,
la de Magisterio (1869). Ese mismo año, en un examen libre, fue graduado de
Bachiller, lo que le permitió matricularse en la Universidad, en la Facultad de
Filosofía y Letras y, desde el año siguiente, también en la Facultad (Libre) de
Ciencias Exactas. Obtuvo las dos licenciaturas en 1871 y entonces fue nombrado
catedrático de Cálculo Diferencial y recibió el grado de Doctor en Ciencias
antes de que suprimieran la licenciatura y el doctorado en Ciencias de la
Universidad de Zaragoza.
08 abril, 2012
Las amistades de Gregorio Marañón
Todos
tenemos mucho que aprender y poco que enseñar y, por eso, si nuestros amigos
son homogéneos, culturalmente hablando, será fácil que las conversaciones
acaben en un punto común, con diferencias de matiz. Un ciclo de conferencias,
tertulia, grupo de discusión, etc., formado por hombres y mujeres de distinto
origen intelectual es, sin duda, un buen lugar de encuentro y enriquecimiento
personal.
En
Gregorio Marañón, el hombre capaz de disfrutar de la vida porque todo le
interesaba, era una persona de conocimientos, así, de saberes sin adjetivos.
Desde muy joven, siendo aún estudiante de Medicina, asistía a los
acontecimientos culturales del Ateneo madrileño, bien para oír un recital
poético de Rubén Darío, o participar como claque en los “miércoles wagnerianos”
del Teatro Real.
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