Soldado del espíritu, el investigador defiende a su patria con el microscopio, la balanza, la retorta o el telescopio (Santiago Ramón y Cajal)

24 septiembre, 2014

Un capítulo español de la lucha antipalúdica

Según datos de la OMS, en el año 2012 se produjeron en el mundo unos 207 millones de casos de malaria o paludismo que terminaron con 627.000 muertes. Esto no tiene nada que ver con lo que sucedía con esta enfermedad al iniciarse el siglo XX, en el que todavía no estaba clara la causa de la misma.
La enfermedad es provocada por una o varias especies del género Plasmodium y trasmitida por diversas especies de un mosquito del género Anopheles, concretamente por las hembras, las únicas que se alimentan de sangre para conseguir la maduración de los huevos.

Los primeros conocimientos en España sobre el  origen del paludismo y su propagación se realizaron en tres direcciones: los trabajos de 1900 del que fuera médico de la Compañía Minera de Riotinto en Huelva, el escocés Ian Macdonald; las investigaciones de 1901 de los médicos Francisco Huertas y Antonio Mendoza en la provincia de Cáceres; y los trabajos de 1902 que realizó Gustavo Pittaluga en Cataluña, Valencia, Islas Baleares y Madrid.
En 1901 el Ministerio de la Gobernación encarga a Huertas y Mendoza un estudio sobre el paludismo y su profilaxis en la provincia de Cáceres.
Francisco Huertas Barrero nació en el pueblo cacereño de Alcuéscar  en 1847. Después de estudiar en el Instituto San Isidro de la capital se licenció en Medicina y Cirugía en la Universidad Central en 1873 y se doctoró tres años después. Ejerció en el Hospital Provincial de Madrid y como médico honorario de la Beneficencia municipal; también fue Consejero de Sanidad. Conoció a Pittaluga en el Congreso Internacional de Medicina (1903) y emparentó con él al casarse con su cuñada. Cuando se le encargó el estudio de la malaria en Cáceres ya era un clínico afamado.
Antonio Mendoza (1848-1918) fue director del Laboratorio Histoquímico del Hospital Provincial San Juan de Dios y Jefe de la Sección de Bacteriología del Instituto Nacional de Higiene. En el Laboratorio del Hospital General enseñaba Bacteriología. 
El Ministerio encargó a  Huertas y Mendoza  "estudiar los focos productores de esta enfermedad y propagar las medidas necesarias para evitar su desarrollo". En la provincia de Cáceres la enfermedad se presentaba también en los niños de menos de un año y asociada a otras patologías. 
La incidencia de la malaria en esta comarca se incrementaba por la costumbre de excavar los suelos con el fin de almacenar el agua para los riegos, lo que con el paso del tiempo y favorecido por la temperatura elevada era un espléndido criadero de los mosquitos transmisores de la enfermedad.  Por otra parte, la ganadería extensiva de las grandes fincas implicaba un gran número de abrevaderos, con la consiguiente multiplicación del  díptero. 
Mosquitera para las camas. (De un libro sobre el paludismo de 1942)
Al iniciarse el siglo XX, el trayecto de Navalmoral de la Mata a Plasencia de la línea ferroviaria Madrid-Cáceres fue conocido como la “Meca de los gérmenes palúdicos” y como “Cuba la chica”.  Huertas y Mendoza afirmaban: “Los empleados están todos enfermos, no sólo los de vías y obras, sino los del movimiento, aunque no tengan residencia fija en la comarca, hasta el extremo de que la compañía de los ferrocarriles se ve precisada a relevar a todo el personal cada quince días”. En esta zona se hicieron zanjas sin buenos desagües que estancaron el agua y favorecieron el desarrollo de la enfermedad.
Los doctores Huertas y Mendoza partieron en octubre de 1901 a la zona cercana a la confluencia de los ríos Tiétar y Tajo: se hicieron casitas en Santa Cruz de Alarza, a orillas del Tajo, y en la ribera del Tiétar, en un lugar no identificado. Durante el tiempo que duró la investigación cambiaron impresiones con los galenos de la zona, examinaron a los enfermos de malaria, realizaron algunas pruebas de laboratorio, etc. y como conclusión de sus estudios indicaron  que existía una gran coincidencia entre "la distribución geográfica del paludismo con la del mosquito del género Anopheles". Asimismo, descartaron el aire insano como origen de la enfermedad y pusieron de relieve la importancia que el agua tenía en la trasmisión del paludismo. Finalmente propusieron la intervención profiláctica a través de la protección mecánica de las habitaciones y el tratamiento masivo y obligatorio con quinina.
Según Huertas y Mendoza, la solución pasaría por una intervención estatal que, de acuerdo con los propietarios, limpiara los terrenos y estimulara la colonización agrícola y la mejora de las condiciones de vida de los lugareños, necesaria para resistir los envites de la enfermedad. Había que tomar medidas, lo que se fue realizando poco a poco, para sanear los terrenos rellenando las charcas de agua estancada, encauzando las aguas corrientes, etc. 
Después de estudiar el informe, el Consejo de Sanidad recomendó en enero de 1902 darle publicidad, promover acuerdos con los dueños de los terrenos pantanosos con el fin de evitar las aguas estancadas, aumentar los jornales e instar a la compañía de ferrocarril de Madrid a Cáceres y Portugal para que se evite que las zanjas se transformasen en charcas.
A comienzos de 1902 apareció el primer trabajo de campo obra de médicos españoles, los citados Francisco Huertas y Antonio Mendoza: Estudio acerca del paludismo y su profilaxis en la provincia de Cáceres, realizado por encargo de la Dirección General de Sanidad. El texto fue revisado y reformado y formó parte de un capítulo de un libro que publicó en 1903 Gustavo Pittaluga: Investigaciones y estudios sobre el paludismo en España.

1 comentario:

  1. Genial, genial, genial estudio, investigación, y grandísima labor de divulgación sobre estos investigadores extremeños como yo. Estoy recogiendo firmas para que se reconozca de alguna forma la labor de esta gente y del Instituto Antipalúdico de mi pueblo, Navalmoral de la Mata, dónde como sabes el paludismo se extendía como la pólvora. En change.org está esa recogida de firmas. Es una pena que en este pueblo no exista ni una sola placa que recuerde la labor de estos hombres así como el reconocimiento que se merecen ellos y otros, en años sucesivos, esta terrible enfermedad. Reconocimiento es lo que pido, pedimos. Tú lo conocerás mucho mejor que yo, ya que eres biólogo y madreee, qué historial tienes. ¿Crees que se debería reconocer este centro como referente internacional en aquella época?💉💊📚🔬📜👏

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