Soldado del espíritu, el investigador defiende a su patria con el microscopio, la balanza, la retorta o el telescopio (Santiago Ramón y Cajal)

08 octubre, 2016

Fleming en España

El científico británico Alexander Fleming (1881-1955) vino a España en el año 1948 y tuvo un reconocimiento mucho más importante del que 25 años antes había tenido Einstein, y del que ya hemos dado noticia en este blog.

El escocés, que también había descubierto en 1922 la enzima lisozima, era famoso en todo el mundo por la penicilina que, descubierta en 1928, no tuvo el reconocimiento del mundo científico. Sus efectos bactericidas fueron comprobados en la Segunda Guerra Mundial y muy especialmente en 1944, cuando se trató con este antibiótico a los heridos graves de la batalla de Normandía. El caso es que, a partir de la contienda, recibió numerosas consideraciones nacionales e internacionales: miembro de la Royal Society (1942), título de sir (1944) y premio Nobel de Fisiología o Medicina (1945) compartido con Howard Walter Florey y Ernst Boris Chain.

El 26 de mayo de 1948 Fleming y su esposa Sarah llegaron al aeropuerto de Barcelona invitados por el entonces director del Hospital Municipal de Infecciosos de Barcelona, Luis Trías de Bes, y fueron alojados en el Hotel Ritz. El día siguiente empezó un discurrir interminable de visitas culturales de toda índole, científicas, artísticas y académicas y los consabidos agasajos gastronómicos.  
Fleming es portada de la Vanguardia
El científico visitó la catedral, viajó a Montserrat, realizó una excursión a Sitges e incluso (el domingo 30 por la tarde) primero asistió a un partido amistoso de futbol entre las selecciones de España e Irlanda y después a una corrida de toros. También impartió diversas conferencias de naturaleza científica o de otra índole: “Algunos problemas de las heridas sépticas”, “La lisozima”, “El empleo de la penicilina”, “Historia de la penicilina” y una sobre “El éxito”. Escuchó Elías, el oratorio de Félix Mendelssohn, en el Palacio de la Música, asistió a una fiesta folclórica que le organizó el Ayuntamiento barcelonés en el recinto del Pueblo Español y que terminó con una cena de gala en el Salón de las Crónicas del Ayuntamiento.
Imágenes de la Vanguardia
El día 7 los Fleming viajaron en avión, haciendo escala en Madrid, con destino Sevilla, en compañía de Trías de Bes y su esposa. La recepción en la ciudad del Guadalquivir no fue menor que en Barcelona. El día siguiente estuvo en Córdoba y visitó la Mezquita, la Exposición de arte taurino y el Museo Romero de Torres. El día 10 marchó a Jerez de la Frontera y después, al contar su visita a una de las bodegas de la ciudad gaditana dijo: “Vi botas con nombres sobre ellas: Nelson, Wellington, Pitt y otros. Tuve que subir a una escalera y escribir mi nombre con tiza sobre un barril. En Escocia me enseñaron a escribir con claridad y me imagino que no hay en esa bodega nombre mejor escrito que el mío”.
El 11 de junio, Alexander y Sarah Fleming llegaron al aeropuerto de Barajas acompañados por Trías de Bes y su esposa. Esa misma tarde visitó el laboratorio del Jardín Botánico en el que trabajaban los profesores Florencio Bustinza y Arturo Caballero, que por entonces estaban estudiando las propiedades del ácido úsnico y de sus derivados. Después fue al Hospital Anglo-Americano y a impartir una conferencia en el Instituto Británico. En el Club Puerta de Hierro le fue ofrecida una cena por el Duque de Alba, que había sido embajador de España en Gran Bretaña, y la jornada finalizó con un baile organizado por el Hospital Anglo-Americano con el fin de recaudar fondos con  fines humanitarios.
El acto más importante de la estancia de Fleming en España se iba a producir el día 12, en el Paraninfo de la Universidad Central, en la calle de San Bernardo: el nombramiento de doctor honoris causa en Ciencias Naturales por la Universidad de Madrid. La iniciativa de tal honor fue promovida por el catedrático de Fisiología Vegetal Florencio Bustinza. Por la tarde visitó el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y pronunció una conferencia sobre “Cómo debe emplearse la penicilina”. Finalmente asistió a un banquete que, en el Hotel Palace, le ofreció el Presidente de la Diputación Provincial de Madrid.
El día siguiente fue al Museo del Prado a primera hora dela mañana y después a Toledo: iglesia de Santo Tomé y la catedral, en la que actuó como guía a Gregorio Marañón, que le agasajó con un almuerzo en su cigarral “Los Dolores”. Por último, visita al Palacio de la Duquesa de Lerma en el Hospital de Tavera.

De vuelta a Madrid Fleming asistió a una función de ballet que en su honor se le dio en los Jardines del Parque del Retiro. El día siguiente, lunes 14, marchó hacia Londres desde el aeropuerto de Barajas, después de veinte días de estancia en España.

En uno de sus discursos en España, el que pronunció en el Ayuntamiento de Sevilla dijo: “Estoy acostumbrado a recepciones por doctores y autoridades oficiales, pero hasta que vine a España nunca había recibido los aplausos de la multitud como si fuera un conquistador con éxito...”

No hay comentarios:

Publicar un comentario