Soldado del espíritu, el investigador defiende a su patria con el microscopio, la balanza, la retorta o el telescopio (Santiago Ramón y Cajal)

10 julio, 2017

Un científico preocupado por España

Muchas de las críticas que surgieron a raíz del Desastre, de la pérdida colonial del 98, que llevaron a numerosos intelectuales a manifestar un poso de amargura, tristeza y pesimismo no fueron más que la continuación de otras que se habían producido años antes, por parte de otros hombres de la cultura que formaron parte de lo que se ha considerado el regeneracionismo. De éstos, quizá la figura más sobresaliente fue Joaquín Costa con su famosa consigna de “regeneración y europeización de España”.

Pero además, forman parte de esta élite Ángel Ganivet, Macías Picavea, Damián Isern y otros, personas muy críticas con la España que les tocó vivir. Y dentro de este grupo, también hubo científicos. Y es que fueron científicos muchos de los integrantes del movimiento regeneracionista español, científicos y de los mejores: Santiago Ramón y Cajal, José de Echegaray, José Rodríguez Carracido... También, y en un lugar muy destacado, un aragonés que, al finalizar el siglo XIX, escribió un libro que fue referente durante mucho tiempo de la situación de nuestro país. El libro era Los males de la Patria; el científico Lucas Mallada. 
Lucas Mallada y Pueyo nació en Huesca en 1841y en Madrid estudió ingeniería de minas y aunque ejerció su carrera (en Asturias y Teruel) durante algunos años, desde 1870 se ocupó exclusivamente de los estudios geológicos y paleontológicos. 

Así, en 1870 es elegido para formar parte de la Comisión del Mapa Geológico de España, que no es más que el origen de lo que después se transformó en el Instituto Geológico y Minero de España. Es entonces cuando Mallada viaja por España para cartografiar la geología de las diferentes comarcas que visita. Son años políticamente inestables pero que permiten al geólogo conocer una buena parte de los diferentes aspectos culturales y económicos la Península, que fueron la base del, ya citado, Los males de la Patria.
Desde el punto de vista científico el resultado de esta labor de muchos años termina, en 1889, en el que fue el primer Mapa Geológico de España (a escala 1/400.000), obra del también ingeniero de minas Manuel Fernández de Castro. Hay que resaltar que Lucas Mallada elaboró personalmente muchas de las hojas del Mapa: las correspondientes a las provincias de Cáceres, Córdoba, Huesca, Navarra, Tarragona, Toledo, etc. Sin embargo, son casi exclusivas de Mallada las casi 4000 páginas, profusamente ilustradas, que contienen la Explicación del Mapa Geológico, en 7 volúmenes, el primero de los cuales apareció en 1895 y el último en 1911.
Escuela de Minas de Madrid

En la década de 1880 publica numerosos artículos científicos, pero también de otra índole: social, política y económica y, quizá por ello, fue tentado por la política, tanto para un ministerio como para la alcaldía de Madrid, pero la ciencia le interesaba más.
Desde 1880 se encarga de la cátedra de Paleontología de la Escuela de Minas y se dedica al estudio de los fósiles. Durante dos lustros, además de la docencia en esta disciplina, cataloga y ordena los fósiles que va recogiendo en España y los que, formando parte de algunas colecciones, aún no se habían estudiado. El resultado es la publicación de una gran obra paleontológica: los tres volúmenes, que aparecieron entre 1875 y 1892, de la Sinopsis de las especies fósiles que se han encontrado en España, y el Catálogo general de las especies fósiles encontradas en España, que apareció en 1892 . Esta última obra es una colección muy precisa de la paleontología española en la que se describe la morfología de las especies y destaca su importancia para los diferentes parámetros estratigráficos, lo que es fundamental para la elaboración de los mapas geológicos. Muchos autores le consideran el Padre de la Paleontología española. No obstante su consolidación científica como paleontólogo, en 1890 deja las clases y se reincorpora a la Comisión del Mapa Geológico.
Es importante resaltar que el afán regeneracionista de Mallada le llevó escribir, entre 1881 y 1883, en el diario El Progreso, 90 artículos de divulgación científica sobre los yacimientos metálicos españoles.
Se jubiló en 1910 y falleció en Madrid en 1921.
Los 7 capítulos de Los males de la Patria, obra de 1890, nos dan una perfecta idea de lo que trata Mallada: pobreza de nuestro suelo, defectos del carácter nacional, malestar de la agricultura, atraso de la industria y del comercio, inmoralidad pública, desbarajuste administrativo y nuestros partidos políticos.
Mallada resume la pobreza de España con palabras angustiosas: “Nosotros, que hemos viajado por una gran parte de España, que tantas sierras, tantos barrancos, tantas sendas hemos cruzado, ¡cuántos pobres pastores, cuántos pobres labriegos hemos visto que sólo tenían en su zurrón unos mendrugos de pan de centeno, duro, negro y de sabor desagradable, como único alimento para todo el día!”. De esta obra también transcribo dos párrafos que son más que significativos de algo parece ser un mal endémico:
“Digan los gobernantes de buena fe, que algunos existen, digan los que aspiran y los que alcanzan el poder guiados, no por la codicia, sino por pasiones inocentes, tales como la vanagloria o el amor propio, digan que son impotentes para atajar el mal, digan que ahora respiramos todos en un medio ambiente emponzoñado, del que es imposible librarnos sin fuertes vendavales; pero no se atrevan a afirmar que la inmoralidad pública es hoy menor que hace cuarenta años, cuando el presupuesto de gastos era cuatro veces menor”.
Y en otro sitio: “Conocida hace largo tiempo la afición a abusar de los intereses del Estado que se iba desarrollando en España, se multiplicaron por todas partes y en todos los servicios los medios de comprobación de cuentas, valores y operaciones. Al efecto se crearon infinitos cargos de inspección, vigilancia, intervención, contaduría, ordenación, etc., etc. La desconfianza por todas partes, sin salvar la dificultad de no tener de quien fiarse”.

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